14. Se acostó ella a sus pies hasta la madrugada; se levantó él a la hora en que todavía un hombre no puede reconocer a otro, pues se decía: «Que no se sepa que la mujer ha venido a la era.»





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina