24. Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: «¡Maestro, Maestro, que perecemos!» El, habiéndose despertado, increpó al viento y al oleaje, que amainaron, y sobrevino la bonanza.





“Agradeça sempre ao Pai eterno por sua infinita misericórdia”. São Padre Pio de Pietrelcina