8. El sacerdote tomará de la oblación un puñado de harina de la mejor calidad, con su aceite y con todo el incienso añadido a ella, y lo hará arder sobre el altar como un memorial para el Señor, como una ofrenda de aroma agradable.





“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina