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  • Cuando los días de Israel tocaron a su fin, llamó a su hijo José y le dijo: «Si he hallado gracia a tus ojos, pon tu mano debajo de mi muslo y hazme este favor y lealtad: No me sepultes en Egipto. (Génesis 47, 29)

  • Jacob llamó a sus hijos y dijo: «Juntaos, y os anunciaré lo que os ha de acontecer en días venideros: (Génesis 49, 1)

  • Los cananeos, habitantes del país, vieron el duelo en Goren Haatad y dijeron: «Duelo de importancia es ése de los egipcios.» Por eso se llamó el lugar Abel Misráyim, que está allende el Jordán. (Génesis 50, 11)

  • Llamó el rey de Egipto a las parteras y les dijo: «¿ Por qué habéis hecho esto y dejáis con vida a los niños?» (Exodo 1, 18)

  • «Vete», le contestó la hija de Faraón. Fue, pues, la joven y llamó a la madre del niño. (Exodo 2, 8)

  • El niño creció, y ella lo llevó entonces a la hija de Faraón, que lo tuvo por hijo, y le llamó Moisés, diciendo: «De las aguas lo he sacado.» (Exodo 2, 10)

  • Cuando vio Yahveh que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!» El respondió: «Heme aquí.» (Exodo 3, 4)

  • También Faraón llamó a los sabios y a los hechiceros, y también ellos, los sabios egipcios, hicieron con sus encantamientos las mismas cosas. (Exodo 7, 11)

  • Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: «Pedid a Yahveh que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahveh.» (Exodo 8, 4)

  • Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: «Id y ofreced sacrificios a vuestro Dios en este país.» (Exodo 8, 21)

  • Entonces Faraón llamó a toda prisa a Moisés y a Aaron, y dijo: «He pecado contra Yahveh, vuestro Dios, y contra vosotros. (Exodo 10, 16)

  • Llamó Faraón a Moisés y dijo: «Id y dad culto a Yahveh; que se queden solamente vuestras ovejas y vuestras vacadas. También vuestros pequeños podrán ir con vosotros.» (Exodo 10, 24)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina