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  • Por eso, yo los voy a aplastar, como aplasta un carro cargado de gavillas. (Amós 2, 13)

  • Ustedes dicen: "¿Cuándo pasará el novilunio para que podamos vender el grano, y el sábado, para dar salida al trigo? Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio, falsearemos las balanzas para defraudar; (Amós 8, 5)

  • Pero ellos no conocen los planes del Señor ni comprenden su designio: él los ha reunido como gavillas en la era. (Miqueas 4, 12)

  • Como en los días en que salías de Egipto, muéstranos tus maravillas. (Miqueas 7, 15)

  • Aquel día, yo haré a los jefes de Judá semejantes a un brasero encendido bajo la leña, a una antorcha encendida en las gavillas. Ellos consumirán a derecha e izquierda a todos los pueblos de alrededor, pero Jerusalén quedará instalada en el mismo lugar. (Zacarías 12, 6)

  • Por eso yo los he hecho despreciables y viles para todo el pueblo, porque ustedes no siguen mis caminos y hacen acepción de personas al aplicar la Ley. (Malaquías 2, 9)

  • y, al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en su sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. «¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? (Mateo 13, 54)

  • Cuando se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas, buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo, ya que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza. (Marcos 11, 18)

  • Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados». (Lucas 2, 48)

  • Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: «Hoy hemos visto cosas maravillosas». (Lucas 5, 26)

  • Todos estaban maravillados de la grandeza de Dios. Mientras todos se admiraban por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: (Lucas 9, 43)

  • Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía. (Lucas 13, 17)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina