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  • pero otros no hicieron caso de esta amenaza y dejaron en el campo a sus esclavos y su ganado. (Exodo 9, 21)

  • Y cuando, el día de mañana, tu hijo te pregunte qué significa esto, tú le responderás: "Con el poder de su mano, el Señor nos sacó de Egipto, donde fuimos esclavos. (Exodo 13, 14)

  • Si un hombre vende a su hija como esclava, ella no saldrá en libertad como salen los esclavos. (Exodo 21, 7)

  • Pero si un sacerdote adquiere con su dinero un esclavo, este podrá comer de las cosas sagradas; y también los esclavos nacidos en su casa podrán comer de su pan. (Levítico 22, 11)

  • Porque ellos son mis servidores: yo los hice salir de Egipto, y por eso no deben ser vendidos como esclavos. (Levítico 25, 42)

  • Los esclavos y esclavas que ustedes tengan, provendrán de las naciones vecinas: solamente de ellas podrán adquirirlos. (Levítico 25, 44)

  • y podrán dejarlos como herencia a sus hijos, para que los posean como propiedad perpetua. A estos podrán tenerlos como esclavos; pero nadie podrá ejercer un poder despótico sobre sus hermanos israelitas. (Levítico 25, 46)

  • Yo soy el Señor, su Dios, el que los hice salir de Egipto para que no fueran más sus esclavos. Yo rompí las barras de su yugo y los hice caminar con la cabeza erguida. (Levítico 26, 13)

  • tu deberás responderle: "Nosotros fuimos esclavos del Faraón en Egipto, pero el Señor nos hizo salir de allí con mano poderosa. (Deuteronomio 6, 21)

  • Y ustedes se alegrarán en la presencia del Señor, su Dios, junto con sus hijos y sus hijas, sus esclavos y sus esclavas, y también con el levita que viva en sus ciudades, ya que él no tendrá posesión ni herencia entre ustedes. (Deuteronomio 12, 12)

  • El Señor te hará volver en barcos a Egipto, por ese camino del que yo te dije: "No lo volverás a ver". Allí, ustedes se venderán a sus enemigos como esclavos y esclavas, pero nadie querrá comprarlos. (Deuteronomio 28, 68)

  • Sí, el Señor hará justicia con su pueblo y tendrá compasión de sus servidores. Cuando vea que sus manos flaquean y ya no quedan esclavos ni hombres libres, (Deuteronomio 32, 36)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina