2. Escucha la palabra del Señor, oh rey de Judá, que te sientas en el trono de David, tú, así como tus servidores y tu pueblo, los que entráis por estas puertas.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina