Trouvé 472 Résultats pour: ciudades

  • A vosotros os dispersaré entre las naciones y os perseguiré con la espada desenvainada. Vuestra tierra será una desolación y vuestras ciudades un montón de ruinas. (Levítico 26, 33)

  • cómo es la tierra habitada, buena o mala; cómo están sus ciudades, abiertas o amuralladas; (Números 13, 19)

  • Pero el pueblo que la habita es potente, y las ciudades son fuertes y grandes; hemos visto incluso descendientes de Anac. (Números 13, 28)

  • Israel hizo este voto al Señor: "Si entregas a este pueblo en mis manos, yo destruiré por completo sus ciudades". (Números 21, 2)

  • El Señor los atendió, y entregó a los cananeos en manos de Israel, que los destruyó a ellos y sus ciudades. Por lo cual fue llamado aquel lugar Jormá. (Números 21, 3)

  • Israel se apoderó de todas estas ciudades de los amorreos, Jesbón y todas las ciudades de su jurisdicción, (Números 21, 25)

  • Moisés mandó a explorar a Yazer, la tomaron junto con las ciudades de su jurisdicción y expulsaron a los amorreos que habitaban allí. (Números 21, 32)

  • Incendiaron todas las ciudades habitadas y todos sus campamentos. (Números 31, 10)

  • Entonces se acercaron a Moisés y le dijeron: "Nosotros levantaremos aquí apriscos para nuestros ganados y ciudades para nuestras familias. (Números 32, 16)

  • Pero, al mismo tiempo, tomaremos también las armas e iremos delante de los israelitas hasta que los hayamos introducido en el lugar a ellos destinado. Nuestras familias quedarán en ciudades amuralladas, defendidas de los habitantes de esta tierra. (Números 32, 17)

  • Construid ciudades para vuestras familias y apriscos para vuestros ganados, pero cumplid lo que habéis prometido". (Números 32, 24)

  • Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros rebaños y todos nuestros ganados quedarán aquí, en las ciudades de Galaad; (Números 32, 26)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina