Trouvé 14 Résultats pour: Inclina

  • inclina mi corazón hacia tus órdenes y no hacia la ganancia; (Salmos 119, 36)

  • Hijo mío, presta atención a mis palabras, inclina tu oído a mis razones; (Proverbios 4, 20)

  • Hijo mío, presta atención a mi sabiduría, inclina tu oído a mi inteligencia, (Proverbios 5, 1)

  • El corazón del rey es canal de agua en manos del Señor, él lo inclina hacia donde quiere. (Proverbios 21, 1)

  • Inclina tu oído y escucha mis palabras, aplica tu corazón a comprenderlas. (Proverbios 22, 17)

  • Que el todopoderoso no se asusta de nadie, ni se inclina ante los grandes; porque él hizo al pequeño y al grande, y de todos cuida por igual. (Sabiduría 6, 7)

  • Inclina tu oído al pobre, y responde a su saludo afablemente. (Eclesiástico 4, 8)

  • Inclina, Señor, tu oído y escucha; abre, Señor, tus ojos y mira; escucha las palabras de Senaquerib, que ha mandado insultar al Dios vivo. (Isaías 37, 17)

  • Y con lo restante se hace su dios, su ídolo, ante el cual se prosterna y se inclina y al que suplica diciendo: "¡Sálvame, pues tú eres mi dios!". (Isaías 44, 17)

  • Míranos, Señor, desde tu santa morada, atiéndenos; inclina, Señor, tu oído y escucha. (Baruc 2, 16)

  • Si se les pone derechos, no pueden moverse por sí mismos; si se les inclina, no logran enderezarse solos; como delante de cadáveres, se les presentan las ofrendas. (Baruc 6, 26)

  • Inclina, Dios mío, tus oídos y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre. Oh, no; no apoyados en nuestras obras justas presentamos nuestras súplicas ante ti, sino en tu gran misericordia. (Daniel 9, 18)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina