Trouvé 929 Résultats pour: Ella

  • La mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió; dio también de él a su marido, que estaba junto a ella, y él también comió. (Génesis 3, 6)

  • Al hombre le dijo: "Por haber hecho caso a tu mujer y por haber comido del árbol prohibido, maldita sea la tierra por tu culpa. Con trabajo sacarás de ella tu alimento todo el tiempo de tu vida. (Génesis 3, 17)

  • Ella te dará espinas y cardos, y comerás la hierba de los campos. (Génesis 3, 18)

  • Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado; porque polvo eres y en polvo te has de convertir". (Génesis 3, 19)

  • El hombre llamó Eva a su mujer, porque ella fue la madre de todos los vivientes. (Génesis 3, 20)

  • La tierra estaba corrompida delante de Dios y toda ella llena de violencia. (Génesis 6, 11)

  • Dios miró a la tierra, y vio que estaba corrompida, porque todo mortal había corrompido su camino sobre ella. (Génesis 6, 12)

  • Porque dentro de siete días haré llover sobre la tierra por espacio de cuarenta días y cuarenta noches y exterminaré sobre ella todos los seres que he hecho". (Génesis 7, 4)

  • Saca también todos los animales que están contigo: aves, ganados y reptiles: que llenen la tierra, que crezcan y que se multipliquen sobre ella". (Génesis 8, 17)

  • En atención a ella, el Faraón trató bien a Abrán, que recibió ovejas, bueyes y asnos, siervos y siervas, camellos y asnas. (Génesis 12, 16)

  • Saray, la mujer de Abrán, no le había dado hijos; pero ella tenía una esclava egipcia de nombre Agar. (Génesis 16, 1)

  • Saray dijo a Abrán: "Mira, el Señor me ha hecho estéril; llévate a mi esclava. Quizá yo pueda tener hijos por ella". Abrán escuchó a Saray. (Génesis 16, 2)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina