Trouvé 16 Résultats pour: elegía

  • David entonó esta elegía por Saúl y por su hijo Jonatán. (II Samuel 1, 17)

  • El rey entonó esta elegía por Abner: «¿Como muere un necio había de morir Abner? (II Samuel 3, 33)

  • Jeremías compuso una elegía sobre Josías, y todos los cantores y cantoras hablan todavía hoy de Josías en sus elegías; lo cual se ha hecho costumbre en Israel. Están escritas entre las Lamentaciones. (II Crónicas 35, 25)

  • Córtate tus guedejas y tíralas, y entona por los calveros una elegía; que Yahveh ha desechado y repudiado a la generación objeto de su cólera. (Jeremías 7, 29)

  • Alzo sobre los montes lloro y lamento, y una elegía por las dehesas del desierto, porque han sido incendiadas; nadie pasa por allí, y no se oyen los gritos del ganado. Desde las aves del cielo hasta las bestias, todas han huido, se han marchado. (Jeremías 9, 9)

  • Oíd, pues, mujeres, la palabra de Yahveh; reciba vuestro oído la palabra de su boca: Enseñad a vuestras hijas esta lamentación, y las uans a las otras esta elegía: (Jeremías 9, 19)

  • Y tú entona una elegía sobre los príncipes de Israel. (Ezequiel 19, 1)

  • Ha salido fuego de su rama, ha devorado sus sarmientos y su fruto. No volverá a tener su rama fuerte, su cetro real. Esto es una elegía; y de elegía sirvió. (Ezequiel 19, 14)

  • Entonarán por ti una elegía y te dirán: ¡Ah! ahí estás destruida, desaparecida de los mares, la ciudad famosa, que fue poderosa en el mar, con tus habitantes, los que infundían el terror en todo el continente. (Ezequiel 26, 17)

  • Y tú, hijo de hombre, entona una elegía sobre Tiro. (Ezequiel 27, 2)

  • Entonarán por ti, en su duelo, una elegía, harán por ti esta lamentación: «¿Quién era semejante a Tiro en medio del mar? (Ezequiel 27, 32)

  • Hijo de hombre, entona una elegía sobre el rey de Tiro. Le dirás: Así dice el Señor Yahveh: Eras el sello de una obra maestra, lleno de sabiduría, acabado en belleza. (Ezequiel 28, 12)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina