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  • y el Señor mantendrá esta palabra que me ha dicho: Si tus hijos vigilan su conducta, caminando delante de mí con fidelidad, de todo corazón y con toda su alma, nunca te faltará un descendiente en el trono de Israel. (I Reyes 2, 4)

  • Salomón respondió: "Tú has tratado a tu servidor David, mi padre, con gran fidelidad, porque él caminó en tu presencia con lealtad, con justicia y rectitud de corazón; tú le has atestiguado esta gran fidelidad, dándole un hijo que hoy está sentado en su trono. (I Reyes 3, 6)

  • "¡Ah, Señor! Recuerda que yo he caminado delante de ti con fidelidad e integridad de corazón, y que hice lo que es bueno a tus ojos". Y Ezequías se deshizo en llanto. (II Reyes 20, 3)

  • Yo seré un padre para él, y él será para mí un hijo. Y jamás retiraré de él mi fidelidad, como se la retiré a aquel que te precedió. (I Crónicas 17, 13)

  • Todos los jefes y guerreros, lo mismo que todos los hijos del rey David, juraron fidelidad al rey Salomón. (I Crónicas 29, 24)

  • Salomón respondió a Dios: "Tú has tratado a mi padre David con gran fidelidad y me has hecho reinar en lugar de él. (II Crónicas 1, 8)

  • Les dio estas instrucciones: "Obren siempre con temor del Señor, con fidelidad e integridad de corazón. (II Crónicas 19, 9)

  • El rey Joás no se acordó de la fidelidad que le había profesado Iehoiadá, padre de Zacarías, e hizo matar a su hijo, el cual exclamó al morir: "¡Que el Señor vea esto y les pida cuenta!". (II Crónicas 24, 22)

  • Después de estos acontecimientos y de todas estas pruebas de fidelidad, Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá, sitió las ciudades fortificadas y mandó expugnarlas. (II Crónicas 32, 1)

  • Incluso, se rebeló contra el rey Nabucodonosor, que le había hecho jurar fidelidad delante de Dios. Él se obstinó y endureció su corazón, en lugar de volverse al Señor, el Dios de Israel. (II Crónicas 36, 13)

  • Se negaron a obedecer, sin acordarse de las maravillas que habías hecho por ellos; se obstinaron, empecinándose en volver a su servidumbre en Egipto. Pero tú eres el Dios del perdón, compasivo y misericordioso, lento para enojarte y lleno de fidelidad; por eso, no los has abandonado. (Nehemías 9, 17)

  • Y ahora, Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible, que mantienes la alianza y la fidelidad, no menosprecies las tribulaciones que nos han sobrevenido a nosotros, a nuestros reyes y a nuestros jefes, a nuestros sacerdotes y profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los tiempos de los reyes de Asiria hasta el día de hoy. (Nehemías 9, 32)


“Há duas razões principais para se orar com muita satisfação: primeiro para render a Deus a honra e a glória que Lhe são devidas. Segundo, para falar com São Padre Pio de Pietrelcina