Sirácides (Eclesiástico), 5
1. No te sientas seguro con tu riqueza ni pienses: "¡Me basto a mí mismo!"
2. No te dejes arrastrar por la violencia o el deseo de tener: harán de ti su esclavo.
3. No digas: "¡Nadie me lo impedirá!" El Señor puede castigarte.
4. No digas: "¡Pequé y no me pasó nada!" El Señor se toma todo su tiempo.
5. No estés demasiado seguro del perdón cuando acumules pecados.
6. No digas: "¡La misericordia del Señor es grande, perdonará mis pecados por numerosos que sean!". Porque en él se encuentran misericordia y reprobación; su cólera se deja caer sobre los pecadores.
7. No tardes en volver al Señor, no postergas cada día más, no sea que llegue el día del ajuste de cuentas; se encenderá de repente la cólera del Señor y tú perecerás.
8. No cuentes con las riquezas mal adquiridas, de nada te servirán el día de la desgracia.
9. No te dejes llevar por la corriente, no estés en dos caminos a la vez; esto es propio del pecador que usa un doble lenguaje.
10. Mantente firme en tus convicciones y sé un hombre de palabra.
11. Aprende a escuchar y tómate tu tiempo para responder.
12. Si sabes de qué hablas, respóndele a tu interlocutor; si no, guarda silencio.
13. Tus palabras te pueden traer gloria o descrédito; la lengua de un hombre prepara su caída.
14. ¡No permitas que te consideren como un mendigo o como un tramposo! Un ladrón atrae sobre sí la vergüenza, pero el hipócrita también tendrá su condenación.
15. Evita el pecado, ya sea de grandes o pequeñas cosas; no te conviertas en enemigo del que era tu amigo.