Salmos, 37
20. Kaf. Perecerán, en cambio, los impíos, los enemigos de Yahveh; se esfumarán como el ornato de los prados, en humo se desvanecerán.
20. Kaf. Perecerán, en cambio, los impíos, los enemigos de Yahveh; se esfumarán como el ornato de los prados, en humo se desvanecerán.
El Salmo 37 es un salmo de sabiduría que se ocupa de la cuestión de la justicia divina en contraste con la prosperidad de los malvados. El salmista insta a los fieles a confiar en Dios, no a preocuparse por la prosperidad de los malvados y a practicar justicia y bondad. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en el Salmo 37:
Proverbios 3:5-6: "Confía en el Señor de todo tu corazón y no agites en tu propio entendimiento. Lo reconoce en todos tus caminos, y él enderezará tus caminos". Este versículo es un ejemplo de confianza en Dios y el reconocimiento de su sabiduría.
Jeremías 17:7-8: "Bendito está el hombre que confía en el Señor, y cuya confianza es el Señor. Porque él será como el árbol plantado por las aguas, que extiende sus raíces al Ribeiro, y no teme cuando el El calor llega cuando llega el calor, pero su hoja se vuelve verde; y en el año de Sequidência no es estúpida ni no da frutos ". Este versículo también trata la confianza en Dios y la bendición que trae.
Proverbios 16:3: "Confía en el Señor tus obras, y tus proyectos se establecerán". Este versículo insta a los fieles a confiar en Dios en todas sus actividades y cree que los llevará al éxito.
Salmo 34:19: "Hay muchas aflicciones de los justos, pero el Señor lo entrega de todo". Este versículo es un ejemplo de cómo funciona la justicia divina. Incluso si los justos enfrentan dificultades, Dios siempre los protegerá.
1 Pedro 3:12: "Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones, pero el rostro del Señor está en contra de los que hacen el mal". Este versículo refuerza la idea de que Dios siempre está atento a los justos y que no permite que prevalezca la injusticia.
“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina
