47. Entonces Simón se reconcilió con ellos y dejó de atacarlos, pero los expulsó de la ciudad y purificó las casas donde había ídolos. Así entró en la ciudad, entonando himnos y bendiciones.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina