Löydetty 16 Tulokset: vidente

  • Y el Señor le dijo: "¿Quién ha dado al hombre la boca y quién le hace sordo y mudo, vidente y ciego? ¿No soy acaso yo, el Señor? (Exodo 4, 11)

  • Cuando subían por la cuesta de la ciudad, se encontraron a unas jóvenes que salían a coger agua, y les preguntaron: "¿Está aquí el vidente?". ( (I Samuel 9, 11)

  • Antiguamente, en Israel, cuando se iba a consultar a Dios, se decía: "Venid, vamos al vidente"; pues al que hoy se llama profeta, antes se le llamaba vidente). (I Samuel 9, 9)

  • Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo: "Indícanos, por favor, dónde está la casa del vidente". (I Samuel 9, 18)

  • Samuel le respondió: "Yo soy el vidente. Sube delante de mí al alto; hoy comerás conmigo, y mañana por la mañana os despediré después de haberte explicado todo lo que tienes en tu pensamiento. (I Samuel 9, 19)

  • Los porteros que guardaban las entradas, hombres elegidos, sumaban en total 212, registrados por poblaciones. Los habían constituido en sus funciones David y Samuel, el vidente, como premio a su fidelidad. (I Crónicas 9, 22)

  • Todos éstos eran hijos de Hemán, el vidente del rey, que le transmitía las palabras de Dios y exaltaba su poder. Dios dio a Hemán catorce hijos y tres hijas. (I Crónicas 25, 5)

  • Todo lo que había consagrado Samuel, el vidente; Saúl, hijo de Quis; Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Sarvia; todo lo consagrado estaba bajo la custodia de Selomit y sus hermanos. (I Crónicas 26, 28)

  • Los hechos del rey David, desde el principio hasta el fin, están escritos en las crónicas de Samuel, el vidente; en las crónicas de Natán, el profeta, y en las crónicas de Gad, el vidente, (I Crónicas 29, 29)

  • El resto de la historia de Salomón, desde el principio al fin, está escrito en las crónicas de Natán, profeta, en la profecía de Ajías de Silo y en la visión de Idó, el vidente, sobre Jeroboán, hijo de Nabat. (II Crónicas 9, 29)

  • Puso en el templo del Señor a los levitas con címbalos, arpas y cítaras, de acuerdo con la orden de David, de Gad, el vidente del rey, y del profeta Natán; la orden venía del Señor, a través de sus profetas. (II Crónicas 29, 25)

  • El rey Ezequías y los jefes dieron la orden a los levitas de alabar al Señor con los salmos de David y de Asaf, el vidente. Cantaron los salmos con gran alegría, y luego se arrodillaron en actitud de adoración. (II Crónicas 29, 30)


“Somente por meio de Jesus podemos esperar a salvação.” São Padre Pio de Pietrelcina