Löydetty 225 Tulokset: libro

  • Jeremías había escrito en un libro todo el mal que había de sobrevenir a Babilonia, todas estas palabras escritas acerca de Babilonia. (Jeremías 51, 60)

  • Y cuando hayas terminado de leer este libro, atarás a él una piedra y lo tirarás al fondo del Éufrates, (Jeremías 51, 63)

  • Éste es el texto del libro escrito por Baruc, hijo de Nerías, hijo de Majsías, hijo de Sedecías, hijo de Asadías, hijo de Jelcías, en Babilonia, (Baruc 1, 1)

  • Baruc leyó el texto de este libro ante Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y ante todo el pueblo congregado para escuchar esta lectura, (Baruc 1, 3)

  • Y leed este libro que os mandamos, para que se haga pública confesión en el templo del Señor, en el día de fiesta y en los días de la asamblea. (Baruc 1, 14)

  • Ella es el libro de los mandamientos de Dios, la ley que permanece eternamente. Todos los que la guardan alcanzarán la vida, mas los que la abandonan morirán. (Baruc 4, 1)

  • Yo miré y vi una mano tendida hacia mí con un libro enrollado. (Ezequiel 2, 9)

  • Y me dijo: "Hijo de hombre, cómelo; come este libro y vete a hablar a la casa de Israel". (Ezequiel 3, 1)

  • Yo abrí la boca, y me hizo tragar el libro. (Ezequiel 3, 2)

  • Entonces me dijo: "Hijo de hombre, aliméntate y sáciate de este libro que yo te doy". Yo lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel. (Ezequiel 3, 3)

  • Caerá mi mano sobre los profetas que tienen visiones falsas y anuncian presagios mentirosos, no serán admitidos en el consejo de mi pueblo, no serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni entrarán en la tierra de los hijos de Jacob, y sabréis que yo soy el Señor Dios. (Ezequiel 13, 9)

  • Ananías, Azarías, Misael, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente, porque nos ha salvado de la fosa, nos ha arrancado de la mano de la muerte, nos ha librado del horno de llama ardiente, de en medio del fuego nos libró. (Daniel 3, 88)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina