Löydetty 17 Tulokset: damos

  • sino para que sirva de testimonio entre nosotros y vosotros y entre nuestros descendientes después de nosotros, de que damos culto al Señor con nuestros holocaustos y nuestros sacrificios por el pecado y de reconciliación; para que el día de mañana vuestros hijos no puedan decir de los nuestros: ¡No tenéis parte en el Señor! (Josué 22, 27)

  • Le contestaron: "Te los damos con mucho gusto". Él extendió su manto, y cada uno echó un anillo del botín. (Jueces 8, 25)

  • y Fineés, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, estaba a su servicio. Ellos preguntaron: "¿Saldremos otra vez a luchar contra nuestros hermanos de Benjamín, o nos damos por vencidos?". El Señor contestó: "Id, porque mañana los entregaré en vuestras manos". (Jueces 20, 28)

  • El ejército respondió: "No, tú no debes ir, porque si nosotros nos damos a la fuga, nadie se fijaría en nosotros; pero tú eres como diez mil hombres entre nosotros. Y es mejor que te quedes en la ciudad para venir a socorrernos". (II Samuel 18, 3)

  • Ahora, Dios nuestro, te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre. (I Crónicas 29, 13)

  • Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias, invocamos tu nombre y pregonamos tus proezas. (Salmos 75, 2)

  • Librados por Dios de grandes peligros, le damos gracias de todo corazón porque lucha con nosotros contra el rey. (II Macabeos 1, 11)

  • Si estáis bien, junto con vuestros hijos, y se cumplen vuestros deseos, damos gracias a Dios, teniendo confianza en los cielos. (II Macabeos 9, 20)

  • Los que estaban con él, viendo lo que iba a ocurrir, le dijeron: "Señor, ¿les damos con la espada?". (Lucas 22, 49)

  • En nada damos motivo de escándalo, para que no sea desacreditado nuestro ministerio, (II Corintios 6, 3)

  • La verdadera circuncisión somos nosotros, los que damos culto llevados del Espíritu de Dios y estamos orgullosos de Cristo Jesús, no poniendo nuestra confianza en algo humano, (Filipenses 3, 3)

  • Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por vosotros, (Colosenses 1, 3)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina