Löydetty 335 Tulokset: reyes

  • Hizo Ajab el cipo y aumentó la indignación de Yahveh, Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel que le precedieron. (I Reyes 16, 33)

  • Ben Hadad, rey de Aram, reunió todo su ejército. Tenía consigo 32 reyes, caballos y carros. Subió y puso sitio a Samaría y la atacó. (I Reyes 20, 1)

  • Cuando Ben Hadad escuchó esta palabra, estaba bebiendo con los reyes en la tienda, y dijo a sus servidores: «Tomad posiciones.» Y tomaron posiciones contra la ciudad. (I Reyes 20, 12)

  • Hicieron una salida a mediodía, mientras Ben Hadad estaba bebiendo hasta la imbriaguez en sus tiendas con los 32 reyes auxiliares. (I Reyes 20, 16)

  • Haz esto: quita de su puesto a cada uno de los reyes, y pon gobernadores en su lugar. (I Reyes 20, 24)

  • Sus servidores le dijeron: «Hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes misericordiosos. Deja que nos pongamos sayales sobre nuestros lomos y cuerdas en nuestras cabezas y salgamos hacia el rey de Israel. Acaso te deje la vida.» (I Reyes 20, 31)

  • El resto de los hechos de Ajab, todo cuanto hizo, la casa de marfil que edificó, todas las ciudades que fortificó ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel? (I Reyes 22, 39)

  • El resto de los hechos de Josafat, la bravura que demostró y las guerras que sostuvo ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Judá? (I Reyes 22, 46)

  • El resto de los hechos de Ocozías, lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel? (II Reyes 1, 18)

  • El rey de Israel dijo: «¡Ay! Que Yahveh ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab!» (II Reyes 3, 10)

  • Dijo Eliseo al rey de Israel: «¿Qué tengo que ver yo contigo? ¡Vete a los profetas de tu padre y a los profetas de tu madre!» Respondió el rey de Israel: «Es que Yahveh ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab.» (II Reyes 3, 13)

  • Habiendo oído todo Moab que subían los reyes para hacerles la guerra, convocaron a todos, desde los que empezaban a ceñir espada en adelante, y se apostaron en la frontera. (II Reyes 3, 21)


“Recorramos a Jesus e não às pessoas, pois só ele nunca nos faltará.” São Padre Pio de Pietrelcina