Löydetty 255 Tulokset: mundo

  • en todos los terrados de Moab y por sus calles todo el mundo se lamentaba, porque he quebrantado a Moab como vaso de desecho - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 48, 38)

  • Lámed. Nunca creyeron los reyes de la tierra ni cuantos moran en el mundo, que el adversario y el enemigo entrarían por las puertas de Jerusalén. (Lamentaciones 4, 12)

  • Cuando naciste, el día en que viniste al mundo, no se te cortó el cordón, no se te lavó con agua para limpiarte, no se te frotó con sal, ni se te envolvió en pañales. (Ezequiel 16, 4)

  • Ningún ojo se apiadó de ti para brindarte alguno de estos menesteres, por compasión a ti. Quedaste expuesta en pleno campo, porque dabas repugnancia, el día en que viniste al mundo. (Ezequiel 16, 5)

  • Todo el mundo verá que yo, Yahveh, lo he encendido; y no se apagará. (Ezequiel 21, 4)

  • Y todo el mundo sabrá que yo, Yahveh, he sacado mi espada de la vaina; no será envainada. (Ezequiel 21, 10)

  • Los caldeos respondieron ante el rey: «No hay nadie en el mundo capaz de descubrir lo que quiere el rey; y por eso mismo ningún rey, por grande y poderoso que sea, pregunta jamás cosa semejante a ningún mago, adivino o caldeo. (Daniel 2, 10)

  • Cuando todo el mundo se había retirado ya, a mediodía, Susana entraba a pasear por el jardín de su marido. (Daniel 13, 7)

  • Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, (Mateo 4, 8)

  • «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. (Mateo 5, 14)

  • Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro. (Mateo 12, 32)

  • El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. (Mateo 13, 22)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina