Löydetty 47 Tulokset: hacían

  • A sus órdenes había un ejército de campaña de 307.500 hombres, que hacían la guerra con gran valor, para ayudar al rey contra el enemigo. (II Crónicas 26, 13)

  • Lo pusieron en manos de los que hacían el trabajo, los encargados de la Casa de Yahveh, y éstos se lo dieron a los obreros para reparar y restaurar la Casa. (II Crónicas 34, 10)

  • (De pie y cada uno en su sitio, leyeron en el libro de la Ley de Yahveh su Dios, por espacio de un cuarto de día; durante otro cuarto hacían confesión y se postraban ante Yahveh su Dios.) (Nehemías 9, 3)

  • Los porteros: Aqcub, Talmón y sus hermanos, que hacían la guardia de las puertas: 172. (Nehemías 11, 19)

  • y Baqbuquías, Unní y sus hermanos les hacían coro en sus ministerios. (Nehemías 12, 9)

  • y se lo entregaba a los sacerdotes, hijos de Aarón, para el altar. Daba a los levitas, que hacían el servicio en Jerusalén, el diezmo del vino, del grano, del olivo, de los granados, de los higos y demás frutales; tomaba en metálico el segundo diezmo, de los seis años, y lo gastaba en Jerusalén. (Tobías 1, 7)

  • A las mujeres que hacían circuncidar a sus hijos las llevaban a la muerte, conforme al edicto, (I Macabeos 1, 60)

  • Viniendo por Idumea, pusieron cerco a Bet Sur y la atacaron durante mucho tiempo, valiéndose de ingenios de guerra. Pero los sitiados, en salidas que hacían, se los quemaban y peleaban valerosamente. (I Macabeos 6, 31)

  • Viendo Judas todo el daño que Alcimo y los suyos hacían a los hijos de Israel, mayor que el que habían causado los gentiles, (I Macabeos 7, 23)

  • En sus días se consiguió felizmente por su medio exterminar a los gentiles de su país y a los que se encontraban en la Ciudad de David, en Jerusalén, donde se habían hecho una Ciudadela desde la que hacían salidas y mancillaban los alrededores del Lugar Santo causando graves ultrajes a su santidad. (I Macabeos 14, 36)

  • Mientras se consumía el sacrificio, los sacerdotes hacían oración: todos los sacerdotes con Jonatán que comenzaba, y los demás, como Nehemías, respondían. (II Macabeos 1, 23)

  • colocaron a Macabeo en medio de ellos y, cubriéndole con sus armaduras, le hacían invulnerable; arrojaban sobre los adversarios saetas y rayos, por lo que heridos de ceguera se dispersaban en completo desorden. (II Macabeos 10, 30)


“Devemos odiar os nossos pecados, visto que o amor ao Senhor significa paz”. São Padre Pio de Pietrelcina