Löydetty 20 Tulokset: debemos

  • Hicieron, pues, convocar junto a ellos a todos los tiranos de los filisteos y dijeron: «¿Qué debemos hacer con el arca del Dios de Israel?» Decidieron: «El arca del Dios de Israel se trasladará a Gat.» Y trasladaron allí el arca del Dios de Israel. (I Samuel 5, 8)

  • Llamaron los filisteos a los sacerdotes y adivinos y preguntaron: «¿Qué debemos hacer con el arca de Yahveh? Hacednos saber cómo la hemos de enviar a su sitio.» (I Samuel 6, 2)

  • Llegó Jusay donde Absalón y Absalón dijo: «Ajitófel nos ha dicho esto. ¿Debemos hacer lo que dice? Si no, habla tu.» (II Samuel 17, 6)

  • Llegó donde el rey y el rey le dijo: «Miqueas, ¿debemos subir a Ramot de Galaad para atacarla o debo desistir?» Le respondió: «Sube, tendrás éxito, Yahveh la entregará en manos del rey.» (I Reyes 22, 15)

  • Llegó donde el rey; y el rey le dijo: «Miqueas, ¿debemos subir a Ramot de Galaad para atacarla, o debo desistir?» Le respondió: «Subid, tendréis éxito. Serán entregados en vuestras manos.» (II Crónicas 18, 14)

  • «Por todo esto, debemos dar gracias al Señor nuestro Dios que ha querido probarnos como a nuestros padres. (Judit 8, 25)

  • «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» (Mateo 11, 3)

  • La gente le preguntaba: «Pues ¿qué debemos hacer?» (Lucas 3, 10)

  • Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?» (Lucas 3, 12)

  • Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?» El les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada.» (Lucas 3, 14)

  • los envió a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» (Lucas 7, 19)

  • Llegando donde él aquellos hombres, dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?» (Lucas 7, 20)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina