Löydetty 624 Tulokset: ojos

  • Porque a los ojos de Dios, nadie será justificado por las obras de la Ley, ya que la Ley se limita a hacernos conocer el pecado. (Romanos 3, 20)

  • como dice la Escritura: Te he constituido padre de muchas naciones. Abraham es nuestro padre a los ojos de aquel en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen. (Romanos 4, 17)

  • según la palabra de la Escritura: Dios los insensibilizó, para que sus ojos no vean y sus oídos no escuchen hasta el día de hoy. (Romanos 11, 8)

  • Que se nublen sus ojos para que no puedan ver, y doblégales la espalda para siempre. (Romanos 11, 10)

  • En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final -porque esto sucederá- los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados. (I Corintios 15, 52)

  • Ahora bien, si el ministerio que lleva a la muerte -grabado sobre piedras- fue inaugurado con tanta gloria que los israelitas no podían fijar sus ojos en el rostro de Moisés, por el resplandor -aunque pasajero- de ese rostro, (II Corintios 3, 7)

  • ¿Dónde está la alegría que sintieron entonces? Yo mismo puedo atestiguar que, de ser posible, se habrían arrancado los ojos para dármelos. (Gálatas 4, 15)

  • y de hacer brillar a los ojos de todos la dispensación del misterio que estaba oculto desde siempre en Dios, el creador de todas las cosas, (Efesios 3, 9)

  • Ninguna cosa creada escapa a su vista, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas. (Hebreos 4, 13)

  • consideraba que compartir el oprobio del Mesíasera una riqueza superior a los tesoros de Egipto, porque tenía puestos los ojos en la verdadera recompensa. (Hebreos 11, 26)

  • Al acercarse a él, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y preciosa a los ojos de Dios, (I Pedro 2, 4)

  • sino la actitud interior del corazón, el adorno incorruptible de un espíritu dulce y sereno. Esto es lo que vale a los ojos de Dios. (I Pedro 3, 4)


“A sua função é tirar e transportar as pedras, e arrancar os espinhos. Jesus é quem semeia, planta, cultiva e rega. Mas seu trabalho também é obra de Jesus. Sem Ele você nada pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina