Löydetty 19 Tulokset: nave

  • El vestíbulo, frente a la nave central del Templo, medía diez metros de largo, cubriendo todo el ancho de la Casa, y cinco metros de ancho, sobre el frente de la Casa. (I Reyes 6, 3)

  • Y adosado al muro de la Casa, edificó un anexo que rodeaba los muros de la Casa, alrededor de la nave central y del lugar santísimo, donde hizo los pisos laterales. (I Reyes 6, 5)

  • La Casa, es decir, la nave central delante del lugar santísimo, medía veinte metros. (I Reyes 6, 17)

  • Lo mismo hizo para la entrada de la nave central: hizo un marco de madera de olivo, de forma cuadrangular, (I Reyes 6, 33)

  • las navetas, los cuchillos, los aspersorios, las tazas y los incensarios de oro fino; los goznes de oro para las puertas del recinto interior -el Santo de los santos- y para las puertas de la nave central. (I Reyes 7, 50)

  • A la nave central la revistió de madera de ciprés y luego la recubrió de oro fino, sobre el que hizo representar palmeras y guirnaldas. (II Crónicas 3, 5)

  • Recubrió la nave con un decorado de piedras preciosas, y el oro empleado era oro de Parvaim. (II Crónicas 3, 6)

  • También revistió de oro los postes, los umbrales, los muros y las puertas de la nave, e hizo grabar querubines sobre las paredes. (II Crónicas 3, 7)

  • Hizo asimismo los diez candeleros de oro, conforme al modelo prescrito, y los puso en la nave central, cinco a la derecha y cinco a la izquierda. (II Crónicas 4, 7)

  • Hizo diez mesas y las colocó en la nave central, cinco a la derecha y cinco a la izquierda. Hizo cien copas de oro. (II Crónicas 4, 8)

  • los cuchillos, los aspersorios, las tazas y los incensarios de oro fino; la entrada de la Casa, sus puertas interiores para el Santo de los santos, y las puertas de la nave central, todo de oro. (II Crónicas 4, 22)

  • el camino del águila en el cielo, el camino de la serpiente sobre la roca, el camino de la nave en alta mar y el camino del hombre en una joven. (Proverbios 30, 19)


“Faltar com a caridade¨¦ como ferir a pupila dos olhos de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina