Löydetty 28 Tulokset: espacio

  • Y las aguas inundaron la tierra por espacio de ciento cincuenta días. (Génesis 7, 24)

  • Y como los dos tenían demasiadas riquezas, no había espacio suficiente para que pudieran habitar juntos. (Génesis 13, 6)

  • Luego confió a sus servidores cada manada por separado, y les dijo: "Sigan adelante, pero dejen un espacio libre entre una manada y la otra". (Génesis 32, 17)

  • "Estos hombres son nuestros amigos. Dejen que se instalen en el país y que puedan recorrerlo libremente; aquí hay bastante espacio para ellos. Nosotros nos casaremos con sus hijas, y les daremos en cambio a las nuestras. (Génesis 34, 21)

  • Allí me encontraré contigo, y desde allí, desde el espacio que está en medio de los dos querubines, yo te comunicaré mis órdenes para que se las transmitas a los israelitas. (Exodo 25, 22)

  • no los provoquen, porque yo no les daré nada de su territorio, ni siquiera el espacio que ocupa la huella de una pisada, ya que el macizo de Seír se lo he dado en posesión a Esaú. (Deuteronomio 2, 5)

  • de animales que viven en la tierra o de aves que vuelan por el espacio, (Deuteronomio 4, 17)

  • Sansón juzgó a Israel, en tiempos de los filisteos, por espacio de veinte años. (Jueces 15, 20)

  • Luego David cruzó al otro lado y se puso en la cima del monte, a lo lejos, de manera que había un gran espacio entre ellos. (I Samuel 26, 13)

  • Los diez metros del fondo de la Casa los revistió con planchas de cedro, desde el suelo hasta los postes, y reservó ese espacio interior para el lugar santísimo, el Santo de los santos. (I Reyes 6, 16)

  • Sobre las planchas, las manijas y los paneles, Jirám grabó querubines, leones y palmeras, dondequiera había un espacio libre, con bajorrelieves alrededor. (I Reyes 7, 36)

  • Y sucedió que por espacio de unos cuarenta días aparecieron en toda la ciudad, corriendo por los aires, jinetes vestidos de oro, tropas armadas divididas en escuadrones, espadas desenvainadas, (II Macabeos 5, 2)


“Não se fixe voluntariamente naquilo que o inimigo da alma lhe apresenta.” São Padre Pio de Pietrelcina