Löydetty 74 Tulokset: escuchar

  • Moisés se excusó ante el Señor, diciendo: "Si los israelitas no quisieron escucharme, ¿cómo me va a escuchar el Faraón, a mí que no tengo facilidad de palabra?". (Exodo 6, 12)

  • Pero Moisés puso al Señor este pretexto: "Yo tengo dificultad para hablar. ¿Cómo me va a escuchar el Faraón?". (Exodo 6, 30)

  • El Señor dijo a Moisés: "Yo vendré a encontrarme contigo en medio de una densa nube, para que el pueblo pueda escuchar cuando yo te hable. Así tendrá en ti una confianza a toda prueba". Y Moisés comunicó al Señor las palabras del pueblo. (Exodo 19, 9)

  • Al escuchar el ruido de las aclamaciones que profería el pueblo, Josué dijo a Moisés: "Hay gritos de guerra en el campamento". (Exodo 32, 17)

  • Pero el Señor, tu Dios, no quiso escuchar a Balaam, sino que cambió la maldición en bendición, porque él te ama. (Deuteronomio 23, 6)

  • Pero yo no quise escuchar a Balaam, y él tuvo que bendecirlos. Así los libré de su mano. (Josué 24, 10)

  • Entreguen a esos hombres pervertidos de Guibeá, para que los matemos y hagamos desaparecer el mal de Israel". Pero los benjaminitas no quisieron escuchar la demanda de sus hermanos israelitas. (Jueces 20, 13)

  • El pueblo se negó a escuchar la voz de Samuel, e insistió: "¡No! Habrá un rey sobre nosotros, (I Samuel 8, 19)

  • Que mi señor, el rey, se digne escuchar ahora las palabras de su servidor: Si es el Señor el que te instiga contra mí, que le sea aceptable el aroma de una oblación. Pero si son los hombres, ¡malditos sean delante del Señor!, porque hoy me expulsan y me impiden participar de la herencia del Señor, diciéndome: ‘¡Ve a servir a otros dioses!’. (I Samuel 26, 19)

  • De todos los pueblos, y de parte de todos los reyes de la tierra que habían oído hablar de la sabiduría del rey Salomón, acudía gente para escuchar su sabiduría. (I Reyes 5, 14)

  • Pero Josías no cedió, y se obstinó en combatirlo. Sin escuchar las palabras de Necao, que procedían de la boca de Dios, fue a presentarle batalla en la llanura de Meguido. (II Crónicas 35, 22)

  • Que tus oídos estén atentos y tus ojos abiertos, para escuchar la plegaria de tu servidor, la que ahora yo te dirijo día y noche por los israelitas, tus servidores, confesando sus pecados, porque hemos pecado contra ti. ¡Sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado! (Nehemías 1, 6)


“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina