Löydetty 71 Tulokset: esclavo

  • un esclavo que llega a rey, un tonto que se harta de pan, (Proverbios 30, 22)

  • Un mismo castigo hería al esclavo y al dueño, el hombre del pueblo sufría lo mismo que el rey. (Sabiduría 18, 11)

  • Hombres libres servirán a un esclavo sabio y el hombre que entiende no lo tomará a mal. (Eclesiástico 10, 25)

  • Obliga a trabajar a tu esclavo, y encontrarás descanso; déjalo desocupado, y buscará la libertad. (Eclesiástico 33, 26)

  • Correrán la misma suerte tanto el pueblo como el sacerdote, el esclavo como su señor, la esclava como su señora, el comprador como el vendedor, el que pide prestado como el que presta, el acreedor como el deudor. (Isaías 24, 2)

  • Así habla el Señor, el redentor y el Santo de Israel, al que es despreciado, al abominado de la gente, al esclavo de los déspotas: Al verte, los reyes se pondrán de pie, los príncipes se postrarán, a causa del Señor, que es fiel, y del Santo de Israel, que te eligió. (Isaías 49, 7)

  • ¿Acaso Israel fue adquirido como esclavo o nació en la esclavitud? ¿Por qué entonces se ha convertido en una presa? (Jeremías 2, 14)

  • Cada uno debía dejar en libertad a su esclavo hebreo -varón o mujer- de manera que nadie retuviera como esclavo a un hermano suyo judío. (Jeremías 34, 9)

  • Pero después se volvieron atrás y profanaron mi Nombre: cada uno hizo retornar a su esclavo y a su esclava, que habían dejado enteramente libres, y los redujeron de nuevo a la esclavitud. (Jeremías 34, 16)

  • y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: (Mateo 20, 27)

  • Jesús les respondió: «Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. (Juan 8, 34)

  • El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. (Juan 8, 35)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina