Löydetty 10 Tulokset: abatió
Pero Abisai, hijo de Seruiá, acudió en su auxilio y abatió al filisteo, dándole muerte. Los hombres de David lo conjuraron, diciendo: "Tú no irás más a combatir con nosotros, no sea que extingas la lámpara de Israel". (II Samuel 21, 17)
También abatió al egipcio que medía dos metros y medio de alto y tenía en su mano una lanza gruesa como el palo grande de un telar. Benaías lo enfrentó con un garrote, le arrancó la lanza de la mano y le dio muerte con su propia lanza. (I Crónicas 11, 23)
Ezequías se arrepintió de su orgullo, junto con los habitantes de Jerusalén, y la ira del Señor no se abatió más sobre ellos en tiempos de Ezequías. (II Crónicas 32, 26)
la ira del Señor se desató contra ellos: hizo estragos entre los más fuertes y abatió a lo mejor de Israel. (Salmos 78, 31)
abatió sus higueras y viñedos, y destrozó los árboles en sus campos; (Salmos 105, 33)
Exasperados por los animales que los hacían sufrir y viéndose castigados por aquellos a quienes tenían por dioses, reconocieron como Dios verdadero al que antes se negaban a conocer. Por eso se abatió sobre ellos todo el rigor de la condena. Es así, que cayó sobre ellos el peor de los castigos. (Sabiduría 12, 27)
Pero sobre los impíos se abatió hasta el fin una ira despiadada, porque Dios tenía previsto lo que ellos harían: (Sabiduría 19, 1)
¿Acaso, siendo joven, no mató a un gigante y extirpó el oprobio del pueblo, cuando lanzó una piedra con la honda y abatió la arrogancia de Goliat? (Eclesiástico 47, 4)
Los baluartes inaccesibles de tus murallas, los derribó, los abatió, los echó por tierra hasta el polvo. (Isaías 25, 12)
Abatió, en el ardor de su ira, toda la fuerza de Israel; retiró su mano derecha frente al enemigo; encendió en Jacob una llama como de fuego que devora a su alrededor. (Lamentaciones 2, 3)