Löydetty 825 Tulokset: vida

  • Y aunque deba dar mi vida por la fe de ustedes, que vale más que cualquier celebración y sacrificio, me siento feliz y me alegro con todos ustedes. (Carta a los Filipenses 2, 17)

  • Y a ti, Sícigo, verdadero compañero, te pido que las ayudes; no olvides que ellas lucharon conmigo por el Evangelio, lo mismo que Clemente y mis otros colaboradores, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. (Carta a los Filipenses 4, 3)

  • Que lleven una vida digna del Señor y de su total agrado, produciendo frutos en toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios. (Carta a los Colosenses 1, 10)

  • Pues han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo en Dios. (Carta a los Colosenses 3, 3)

  • Cuando se manifieste el que es nuestra vida, también ustedes se verán con él en la gloria. (Carta a los Colosenses 3, 4)

  • Ustedes siguieron un tiempo ese camino, y su vida era así. (Carta a los Colosenses 3, 7)

  • Maridos, amen a sus esposas y no les amarguen la vida. (Carta a los Colosenses 3, 19)

  • Y era tal nuestra preocupación por ustedes, que estábamos dispuestos a darles, no sólo el Evangelio, sino también nuestra propia vida, tan queridos habían llegado a ser para nosotros. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 8)

  • los animábamos y los urgíamos a que llevasen una vida digna del Dios que los ha llamado a su propio Reino y gloria. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 12)

  • Les damos esto como palabra del Señor: nosotros, los que ahora vivimos, si todavía estamos con vida cuando venga el Señor, no tendremos ventaja sobre los que ya han muerto. (1º Carta a los Tesalonicenses 4, 15)

  • El murió por nosotros, para que, sea que nos halle despiertos o descansando, entremos junto con él en la vida. (1º Carta a los Tesalonicenses 5, 10)

  • A ésos les mandamos y les rogamos, por Cristo Jesús, nuestro Señor, que trabajen y se ganen la vida en vez de molestar. (2º Carta a los Tesalonicenses 3, 12)


“Devo fazer somente a vontade de Deus e, se lhe agrado, o restante não conta.” São Padre Pio de Pietrelcina