Löydetty 669 Tulokset: manos

  • Pero José se negó y le dijo: «Mi señor confía tanto en mí que no se preocupa para nada de lo que pasa en la casa, y ha puesto en mis manos todo lo que tiene. (Génesis 39, 8)

  • Ella vio que José se había corrido, pero que ella tenía en manos su ropa; (Génesis 39, 13)

  • y al sentir que yo levantaba la voz y gritaba, salió huyendo y dejó su ropa en mis manos.» (Génesis 39, 15)

  • Cuando grité pidiendo auxilio, él salió huyendo y dejó su ropa en mis manos.» (Génesis 39, 18)

  • Yo tenía en la mano la copa de Faraón, y tomando aquellas uvas las exprimía en la copa de Faraón, y ponía la copa en sus manos.» (Génesis 40, 11)

  • Dentro de tres días Faraón te pondrá la cabeza en alto, pues te restablecerá en tu oficio, y volverás a colocar la copa en manos de Faraón, como lo hacías antes, cuando eras jefe de los que preparaban su bebida. (Génesis 40, 13)

  • Repuso en su puesto al que preparaba las bebidas, quien de nuevo puso la copa en las manos de Faraón, (Génesis 40, 21)

  • Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraím, que era el menor, y así, cruzando las manos, puso su izquierda sobre la cabeza de Manasés a pesar de que era el primogénito. (Génesis 48, 14)

  • Yo moveré a los egipcios para que traten bien a mi gente, y al salir no se irán con las manos vacías. (Exodo 3, 21)

  • y les dijeron:«Que Yavé examine y juzgue. Por culpa de ustedes Faraón y sus capataces nos han tomado odio. Ustedes han puesto la espada en sus manos para matarnos.» (Exodo 5, 21)

  • Moisés le respondió: «En cuanto salga de tu presencia extenderé mis manos hacia Yavé, y cesarán los truenos y no caerá más granizo; con eso comprenderás que Yavé es dueño de la tierra. (Exodo 9, 29)

  • Tú lo llevarás y lo plantarás en el monte que es tuyo, el lugar en que habitas, oh Yavé; el Santuario del Señor, obra de sus manos. (Exodo 15, 17)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina