Löydetty 521 Tulokset: corazón

  • No odies en tu corazón a tu hermano; pero corrígelo, no sea que te hagas cómplice de sus faltas. (Levítico 19, 17)

  • Así será sus flecos y cuando los vean, se acordarán de todos los mandamientos de Yavé. De esta manera los pondrán en práctica y no seguirán las malas inclinaciones de su corazón o de sus ojos que los arrastran a la infidelidad. (Números 15, 39)

  • Allí buscarás a Yavé, tu Dios, y lo encontrarás si lo buscas con todo tu corazón y toda tu alma. (Deuteronomio 4, 29)

  • Y tú amarás a Yavé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. (Deuteronomio 6, 5)

  • Graba en tu corazón los mandamientos que yo te entrego hoy, (Deuteronomio 6, 6)

  • Tal vez dirás en tu corazón: Estos pueblos son más numerosos que yo, ¿cómo los voy a desalojar? (Deuteronomio 7, 17)

  • Acuérdate del camino que Yavé, tu Dios, te hizo recorrer en el desierto por espacio de cuarenta años. Te hizo pasar necesidad para probarte y conocer lo que había en tu corazón, si ibas o no a guardar sus mandamientos. (Deuteronomio 8, 2)

  • tu corazón se ponga orgulloso. No olvides a Yavé, tu Dios, que te sacó del país de Egipto, de la Casa de la esclavitud, (Deuteronomio 8, 14)

  • Ahora, pues, Israel, ¿qué es lo que pide Yavé, tu Dios, sino que temas a Yavé, tu Dios, que sigas todos sus caminos y que lo ames y lo sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma? (Deuteronomio 10, 12)

  • Ustedes, pues, necesitan otra circuncisión, que es la del corazón, para que ya no le presenten una frente desafiante. (Deuteronomio 10, 16)

  • Si obedeces puntualmente los mandamientos que te entrego hoy, si amas a Yavé, tu Dios, y me sirves con todo tu corazón y toda tu alma, (Deuteronomio 11, 13)

  • Pon estas palabras mías en tu corazón y en tu alma, que sean para ti como una señal ligada a tu mano, un signo puesto en medio de tu frente. (Deuteronomio 11, 18)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina