Löydetty 16 Tulokset: Reconocido

  • José, pues, había reconocido a sus hermanos, pero no ellos a él. (Génesis 42, 8)

  • No profanen mi santo Nombre, para que yo sea reconocido santo en medio de los hijos de Israel. (Levítico 22, 32)

  • Se apartaron del culto de sus padres y adoraron al Dios del cielo, al Dios que habían reconocido. Por esto, sus padres los despidieron de la presencia de sus dioses y se refugiaron en Mesopotamia, donde permanecieron largo tiempo. (Judit 5, 8)

  • Sea reconocido culpable mi enemigo y mi adversario tenga la suerte del malvado. (Job 27, 7)

  • Unicamente el Señor será reconocido como justo. (Sirácides (Eclesiástico) 18, 2)

  • ¿Quién pasó por este examen y fue reconocido sin fallas? Puede sentirse orgulloso de eso. ¿Quién tuvo los medios para pecar y no cometió falta, quién podía hacer el mal y no lo hizo? (Sirácides (Eclesiástico) 31, 10)

  • Por eso, un profeta que anuncia la paz no será reconocido como verdadero profeta, mandado por Yavé, mientras no se realice lo que él anunció.» (Jeremías 28, 9)

  • Te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has reconocido el tiempo ni la visita de tu Dios.» (Evangelio según San Lucas 19, 44)

  • «¿Qué pasó?», les preguntó. Le contestaron: «¡Todo el asunto de Jesús Nazareno!» Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por todo el pueblo. (Evangelio según San Lucas 24, 19)

  • Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. (Evangelio según San Lucas 24, 35)

  • El había afirmado que un profeta no es reconocido en su propia tierra. (Evangelio según San Juan 4, 44)

  • Ahí lo tienen hablando con toda libertad y no le dicen nada. ¿Será tal vez que nuestros dirigentes han reconocido que él es el Mesías? (Evangelio según San Juan 7, 26)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina