Oseas, 13
5. Yo te conocí en el desierto, en esa tierra seca.
5. Yo te conocí en el desierto, en esa tierra seca.
El Capítulo 13 de Oseas comienza con una advertencia de Dios al pueblo de Israel sobre su idolatría e infidelidad, recordándoles el castigo que está por venir. Entonces el juicio que Dios les hará sobre ellos debido a su rebelión. Oseas compara a Israel con una vid inútil que no produce frutas y lamenta su destrucción inminente. A continuación hay cinco versos bíblicos que se relacionan con los temas abordados en Oseas 13.
Jeremías 2:13: "Para mi gente ha cometido dos males: me abandonaron la fuente de agua viva y cavaron sus propias cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua". Este versículo habla sobre la elección de la gente de Israel para abandonar a Dios y buscar otras fuentes de satisfacción, lo que conducirá a su propia destrucción.
Joel 1:7: "Mació mi viñedo y me desnudó mi higuera, peleándola por completo y tirándola; Este versículo describe la destrucción del viñedo de Dios, una imagen similar a las utilizadas por Oseas para describir la situación de Israel.
Isaías 5:4: "¿Qué más podrías hacerle a mi viñedo, que no lo hice? ¿Por qué, cuando esperaba que dieras uvas dulces, dieron uvas enojadas?" Este versículo habla sobre la frustración de Dios con la falta de frutos producidos por la gente de Israel, una imagen también utilizada por Oseas.
Ezequiel 15:2-3: "Hijo del hombre, ¿cuál es la vid entre los árboles forestales que se compara con él? ¿Le tomará madera hacer algo de trabajo?" Este versículo describe a Israel como una vid inútil, sin valor para nada más que ser consumida por el fuego, una imagen similar a las utilizadas por Oseas.
Salmo 80:8-9: "Tenías un viñedo de Egipto, expulsaste a las naciones y la planta. Preparaste su lugar, y ella cayó y extendió las ramas por toda la tierra". Este versículo describe la plantación del viñedo de Dios (Israel) y su prosperidad inicial, en contraste con la situación descrita por los Oseas en la que la vid se volvió inútil y a punto de ser destruida.
“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina
