Deuteronomio, 2
33. El Señor, nuestro Dios, lo puso en nuestras manos, y lo derrotamos a él, a sus hijos y a todo el pueblo.
33. El Señor, nuestro Dios, lo puso en nuestras manos, y lo derrotamos a él, a sus hijos y a todo el pueblo.
Deuteronomio 2 narra el viaje de los israelitas a través del desierto y su encuentro con otras naciones, incluidos los Edomitas y Moabitas. El capítulo destaca la importancia de respetar la tierra y los pueblos que encuentran en el camino a la tierra prometida. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en Deuteronomio 2:
Deuteronomio 2:4- "Dale guerra, lucha contra él". Este versículo es la instrucción de Dios para que los israelitas luchen contra el pueblo de Seom, el rey de los amoritas. Muestra que aunque los israelitas estaban en un viaje a la tierra prometida, aún tendrían que luchar por ello.
Deuteronomio 2:19 - "Y no has contenido con ellos, ni con Moab; no luchaste contra ellos, allí ni batalla". Moisés recuerda a los israelitas que no deben luchar contra los moabitas, porque Dios les dio esa tierra como herencia. Esto resalta la importancia de respetar la tierra y las personas que no son enemigos.
Deuteronomio 2:25 - "Desde hoy comenzaré a poner el terror y el miedo a los pueblos bajo todo el cielo, que escuchan tu fama y sacudiré ante ti". Dios prometió a los israelitas que pondría miedo en los corazones de los pueblos que encontraron en el camino a la tierra prometida. Esto muestra que la victoria de los israelitas no dependía solo de sus habilidades militares, sino de la intervención divina.
Deuteronomio 2:30 - "Y seom, rey de Hesbom, no quería que pasemos por su tierra; porque el Señor tu Dios ha endurecido su espíritu e hizo que su corazón sea obstinado, para dar a luz en tu mano, como ve hoy. " Este versículo destaca la creencia de que Dios estaba controlando el destino de los israelitas y que sus enemigos estaban siendo entregados en sus manos por voluntad divina.
Deuteronomio 2:37 - "Solo con la tierra de los hijos de Ammon no has llegado, ni a toda la jabaco de Ribeira, ni a las ciudades de la montaña, ni en cualquier lugar el Señor nuestro Dios ha prohibido". Este versículo se asemeja a los israelitas de que no deben luchar contra los hijos de Ammón, porque Dios no les dio esta tierra. Esto resalta la importancia de respetar los límites definidos por Dios y no buscar más de lo que fueron prometidos.
“O trabalho é tão sagrado como a oração”. São Padre Pio de Pietrelcina
