Salmos, 27
9. no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda; no me dejes ni me abandones, mi Dios y mi salvador.
9. no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda; no me dejes ni me abandones, mi Dios y mi salvador.
El Salmo 27 es un salmo de confianza en Dios en medio de las dificultades de la vida. El salmista expresa su confianza en el Señor como su protector y salvador, incluso cuando se enfrenta a los enemigos y la persecución. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este salmo:
Salmo 9:9-10: "El Señor es un refugio para los oprimidos, una fortaleza en tiempos de angustia. Aquellos que saben que su nombre confía en usted, para usted, Señor, nunca abandonan a los que lo buscan". Este versículo enfatiza la confianza en el Señor en medio de las dificultades, como se expresa el salmista en el Salmo 27.
Salmo 23:4: "Incluso cuando paso por un valle de oscuridad y muerte, no temeré ningún peligro, porque estás conmigo; tu palo y tu personal me protegen". Este versículo muestra que incluso en medio de las dificultades, Dios está presente para proteger y guiar a quienes confían en él.
Salmo 31:24: "¡Sé fuerte y valiente, todos ustedes que esperan en el Señor!" Este versículo alienta a los fieles a mantenerse fuertes en su confianza en Dios, como lo hace el salmista en el Salmo 27.
Salmo 46:1-2: "Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza, la ayuda siempre presente en la adversidad. Por lo tanto, no tememos, a pesar de que la tierra se sacude y las colinas se hunden en el corazón del mar". Este versículo muestra que Dios siempre está presente para ayudar y proteger a quienes confían en él.
Salmo 62:5-6: "Solo en Dios encontramos descanso, porque en él está nuestra salvación. Solo él es la roca que nos salva; él es nuestra torre alta y segura". Este versículo destaca la importancia de confiar solo en Dios para la protección y la salvación, como lo hace el salmista en el Salmo 27.
“Viva feliz. Sirva ao Senhor alegremente e com o espírito despreocupado.” São Padre Pio de Pietrelcina
