13. ¡No entres por la puerta de mi pueblo en el día de su ruina! ¡No te regocijes, también tú, al ver su desgracia en el día de su ruina! ¡No extiendas tu mano hacia sus riquezas en el día de su ruina!





O Pai celeste está sempre disposto a contentá-lo em tudo o que for para o seu bem”. São Padre Pio de Pietrelcina