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  • y les dijo: "Habéis cumplido todo lo que os ha mandado Moisés, siervo del Señor, y habéis obedecido mi palabra en todo lo que os he mandado. (Josué 22, 2)

  • Ehud entró. El rey estaba sentado en la sala de verano, reservada para él solo, tomando el fresco. Ehud le dijo: "Tengo una palabra de Dios para ti, oh rey", y éste se levantó de la silla. (Jueces 3, 20)

  • Manóaj le preguntó: "Cuando se cumpla tu palabra, ¿qué norma hemos de seguir con el niño? ¿Qué haremos con él?". (Jueces 13, 12)

  • y preguntó al ángel del Señor: "¿Cómo te llamas, para que cuando se cumpla tu palabra te estemos agradecidos?". (Jueces 13, 17)

  • Por eso, palabra del Señor, Dios de Israel: Yo había prometido que tu casa y la casa de tu padre estarían por siempre ante mí para servirme; pero ahora, palabra del Señor, lejos de mí tal cosa; porque yo honro a los que me honran, y los que me desprecian serán tratados como nada. (I Samuel 2, 30)

  • El joven Samuel estaba al servicio del Señor con Elí. En aquel tiempo era raro oír la palabra de Dios, y las visiones no eran frecuentes. (I Samuel 3, 1)

  • Samuel no conocía todavía al Señor, pues la palabra del Señor todavía no se le había revelado. (I Samuel 3, 7)

  • Y le preguntó: "¿Qué es lo que te ha dicho? ¡No me ocultes nada! Que Dios te castigue si me ocultas una palabra de lo que él te ha dicho". (I Samuel 3, 17)

  • La palabra de Samuel llegaba a todo Israel. Se reunieron entonces los filisteos para hacer la guerra a Israel. Los israelitas salieron a enfrentarse con ellos y acamparon en Eben Ezer, mientas que los filisteos estaban acampados en Afec. (I Samuel 4, 1)

  • La desobediencia es un pecado de magia, y la resistencia, un crimen de idolatría. Porque has rechazado la palabra del Señor, él te rechaza a ti como rey". (I Samuel 15, 23)

  • Cuando Abigaíl llegó a su casa, se encontró a Nabal celebrando un banquete regio. Estaba muy alegre y completamente borracho. Ella no le dijo ni una palabra hasta la mañana siguiente. (I Samuel 25, 36)

  • Mas los hombres malvados y perversos de entre la gente que había ido con David tomaron la palabra y dijeron: "Puesto que no habéis ido con nosotros, no os daremos nada del botín que hemos tomado, sino únicamente a cada uno su mujer y sus hijos; que los tomen y que se larguen". (I Samuel 30, 22)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina