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  • Sólo del fruto del árbol que está en medio del jardín nos ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis siquiera, bajo pena de muerte". (Génesis 3, 3)

  • Yo voy a enviar sobre la tierra un diluvio de aguas para destruir a todo ser viviente que hay bajo el cielo. Todo cuanto hay sobre la tierra morirá. (Génesis 6, 17)

  • Tanto crecieron las aguas sobre la tierra, que llegaron a cubrir todos los montes más altos que hay bajo el cielo. (Génesis 7, 19)

  • Hubo un hambre en aquel país, y Abrán bajó a Egipto para estarse allí porque el hambre se había agravado en el país. (Génesis 12, 10)

  • Tomó después manteca y leche y el becerro ya aderezado, y se lo presentó a ellos. Él se quedó de pie junto a ellos, bajo el árbol, mientras comían. (Génesis 18, 8)

  • Cuando se agotó el agua del odre, dejó al niño bajo un matorral (Génesis 21, 15)

  • Abrahán dijo al criado más antiguo de su casa, que llevaba la administración de todos sus bienes: "Pon tu mano bajo mi muslo. (Génesis 24, 2)

  • La joven era muy bella y virgen; ningún varón la había tocado. Bajó a la fuente, llenó el cántaro e iba ya a subir, (Génesis 24, 16)

  • No había acabado yo de hablar, y he aquí que salía Rebeca con su cántaro al hombro; bajó a la fuente y sacó agua. Yo le dije: Dame de beber. (Génesis 24, 45)

  • Y, aprisa, bajó ella el cántaro de su hombro y dijo: Bebe, y daré también agua a tus camellos. Yo bebí, y ella dio también agua a mis camellos. (Génesis 24, 46)

  • También Rebeca levantó los ojos y vio a Isaac. Bajó del camello (Génesis 24, 64)

  • Poco, realmente, era lo que tenías antes de mi venida, mientras que ahora ha aumentado grandemente bajo mi dirección y el Señor te ha bendecido. Pero ¿cuándo podré hacer yo también algo por mi casa?". (Génesis 30, 30)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina