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  • Entonces los hombres de Israel y de Judá, lanzando gritos de guerra, persiguieron a los filisteos hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Ecrón. Y muchos filisteos cayeron muertos en el camino desde Saráyim hasta Gat y Ecrón. (I Samuel 17, 52)

  • Al volver David de la guerra después de dar muerte al filisteo, las mujeres salían de todas las ciudades de Israel, cantando y danzando ante el rey Saúl al son de tambores y arpas y con gritos de alegría; (I Samuel 18, 6)

  • Cuando David terminó de hablar así, Saúl le dijo: "¿Es ésta tu voz, hijo mío, David?". Y comenzó a llorar con grandes gritos. (I Samuel 24, 17)

  • El rey se había cubierto el rostro y daba grandes gritos: "¡Hijo mío, Absalón! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!". (II Samuel 19, 5)

  • Los centinelas transmitieron a gritos la noticia al interior del palacio real. (II Reyes 7, 11)

  • Cuando Atalía oyó los gritos de la guardia y del pueblo, fue al templo del Señor donde estaban todos. (II Reyes 11, 13)

  • Así se lo juraron al Señor con grandes gritos de alegría, entre el resonar de las trompetas y de los cuernos. (II Crónicas 15, 14)

  • Cuando Atalía oyó los gritos del pueblo que corría y aclamaba al rey, fue al templo donde estaban todos. (II Crónicas 23, 12)

  • Alababan y daban gracias al Señor, y se respondía: "Porque es bueno, porque es eterno su amor a Israel". Y todo el pueblo prorrumpía en fuertes gritos de júbilo alabando al Señor porque se habían echado los cimientos del templo del Señor. (Esdras 3, 11)

  • Muchos de los sacerdotes, levitas y cabezas de familia, ya ancianos, que habían visto el primer templo y ahora veían con sus propios ojos que se echaban los cimientos de este otro templo, lloraban estrepitosamente, mientras que otros muchos daban gritos de alegría y júbilo. (Esdras 3, 12)

  • Nadie podía distinguir los acentos de júbilo de los acentos del llanto de la gente, porque el pueblo lanzaba grandes gritos y el estrépito se oía desde muy lejos. (Esdras 3, 13)

  • Al terminar, todo el pueblo dio gritos de alegría, que resonaron en toda la ciudad. (Judit 14, 9)


“Caminhe sempre e somente no bem e dê, cada dia, um passo à frente na linha vertical, de baixo para cima.” São Padre Pio de Pietrelcina