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  • Pero también veneraban al Señor, y establecieron sacerdotes, elegidos entre su propia gente, para que oficiaran en los templos de los lugares altos. (II Reyes 17, 32)

  • El total de los elegidos como porteros de los umbrales era de 212, y estaban inscritos en sus poblados. David y Samuel, el vidente, los habían establecido en sus cargos permanentemente. (I Crónicas 9, 22)

  • Con ellos estaban Hemán, Iedutún y los demás que habían sido elegidos nominalmente para celebrar al Señor: "¡Porque es eterno su amor!". (I Crónicas 16, 41)

  • elegidos entre los sacerdotes y provistos de trompetas. Después iban Zacarías, hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micá, hijo de Zacur, hijo de Asaf, (Nehemías 12, 35)

  • las puertas de Jerusalén resonarán con cantos de alegría; y todas sus casas dirán: ¡Aleluya! ¡Bendito sea el Dios de Israel! Y los elegidos bendecirán el Nombre santo, por los siglos de los siglos". (Tobías 13, 18)

  • e hizo salir a su pueblo con alegría, a sus elegidos, entre cantos de triunfo; (Salmos 105, 43)

  • para que vea la felicidad de tus elegidos, para que me alegre con la alegría de tu nación y me gloríe con el pueblo de tu herencia. (Salmos 106, 5)

  • Gorgias tomó cinco mil hombres y mil jinetes elegidos, y el ejército partió durante la noche (I Macabeos 4, 1)

  • Al año siguiente, Lisias reunió sesenta mil hombres elegidos y cinco mil jinetes para combatir contra los judíos. (I Macabeos 4, 28)

  • Judas tenía puesto su campamento en Elasá y había con él tres mil hombres elegidos. (I Macabeos 9, 5)

  • Algunos de ellos serán apostados en las principales fortalezas del rey y otros ocuparán cargos de confianza en el reino. Sus jefes y oficiales serán elegidos entre ellos y todos podrán vivir conforme a sus leyes, tal como lo ha dispuesto el rey para el país de Judá. (I Macabeos 10, 37)

  • Jonatán salió a su encuentro con cuarenta mil hombres elegidos para la guerra y también llegó a Betsán. (I Macabeos 12, 41)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina