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  • Miren, el Señor tiene a un hombre fuerte y poderoso: como tormenta de granizo y tempestad arrasadora, como tormenta de aguas impetuosas, torrenciales, él lo echa todo por tierra violentamente. (Isaías 28, 2)

  • Yo usaré el derecho como medida y la justicia como plomada. El granizo barrerá el refugio de la mentira y las aguas inundarán el escondite. (Isaías 28, 17)

  • entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; (Isaías 35, 6)

  • Excavé pozos y bebí aguas extranjeras; sequé con las plantas de mis pies todos los canales de Egipto. (Isaías 37, 25)

  • ¿Quién midió las aguas en el hueco de su mano y abarcó con la palma las dimensiones del cielo? ¿Quién hizo caber en una medida el polvo de la tierra o pesó en una báscula las montañas y en una balanza la colinas? (Isaías 40, 12)

  • Si cruzas por las aguas, yo estaré contigo, y los ríos no te anegarán; si caminas por el fuego, no te quemarás, y las llamas no te abrasarán. (Isaías 43, 2)

  • Así habla el Señor, el que abrió un camino a través del mar y un sendero entre las aguas impetuosas; (Isaías 43, 16)

  • Ellos brotarán como la hierba entre las aguas, como sauces al borde de los arroyos. (Isaías 44, 4)

  • Yo digo a las aguas profundas: "¡Séquense, haré que se sequen tus corrientes!". (Isaías 44, 27)

  • Escuchen esto, casa de Jacob, ustedes, que se llaman con el nombre de Israel y salieron de las aguas de Judá; ustedes, que juran por el nombre del Señor e invocan al Dios de Israel, pero sin lealtad ni justicia. (Isaías 48, 1)

  • Ellos no sufrieron sed, cuando los llevaba por los desiertos: él hizo brotar para ellos agua de la roca, partió la roca y fluyeron las aguas. (Isaías 48, 21)

  • ¿No eres tú el que secó el Mar, las aguas del gran Océano, el que hizo de lo profundo del mar un camino para que pasaran los redimidos? (Isaías 51, 10)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina