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  • pero Raquel había tomado los ídolos familiares y colocándolos debajo de la montura del camello se sentó encima mientras Labán registraba toda su tienda y no encontraba nada. (Génesis 31, 34)

  • e hizo anunciar a su padre: «Mira, tu hijo José ha venido a verte.» Israel, haciendo un esfuerzo, se sentó en la cama. (Génesis 48, 2)

  • De hecho, le llegó la noticia a Faraón y buscó a Moisés para matarlo, pero Moisés huyó de la presencia de Faraón y se fue a vivir al país de Madián. Allí se sentó junto a un pozo. (Exodo 2, 15)

  • Al día siguiente, Moisés se sentó para hacer de juez y hubo gente en torno a él desde la mañana hasta la tarde. (Exodo 18, 13)

  • Al día siguiente, se levantaron temprano, ofrecieron víctimas consumidas por el fuego, y también presentaron sacrificios de comunión. El pueblo se sentó para comer y beber; luego se levantaron para divertirse. (Exodo 32, 6)

  • El Angel de Yavé vino y se sentó bajo el árbol sagrado de Ofrá, que pertenecía a Joás, de la familia de Abiezer. Gedeón, el hijo de Joás, estaba limpiando trigo en el lagar para ocultarlo de los madianitas. (Jueces 6, 11)

  • Se desviaron, pues, hacia allí y fueron a pasar la noche. El levita entró y se sentó en la plaza de la ciudad, pero no hubo nadie que le ofreciera casa donde pasar la noche. (Jueces 19, 15)

  • Booz se sentó al lado de la puerta de la ciudad a esperar que pasara el pariente que debía rescatar a Rut. (Rut 4, 1)

  • Despidiéndose, ella dijo: «Ojalá merezca yo tu favor.» Y volviéndose por donde había venido, se sentó a la mesa y comió, y ya no tenía la misma cara de antes. (1 Samuel 1, 18)

  • David, pues, se escondió en el campo. Llegó la luna nueva y el rey se sentó a la mesa para comer. (1 Samuel 20, 24)

  • Como de costumbre, se sentó en su asiento junto a la pared; Jonatán se sentó enfrente y Abner al lado de Saúl; el asiento de David quedó vacío. (1 Samuel 20, 25)

  • Saúl no quería aceptar, mas sus servidores y la mujer insistieron hasta que aceptó. Se levantó del suelo y se sentó en un sillón. (1 Samuel 28, 23)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina