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  • Ellos dijeron: «El Dios de los hebreos nos ha salido al encuentro. Permite que vayamos al desierto a tres días de camino. Allá ofreceremos sacrificios a Yavé, nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste o espada.» (Exodo 5, 3)

  • Yo podría haber vuelto mi mano contra ti y tu pueblo, y habrían perdido la vida con semejante peste. (Exodo 9, 15)

  • entonces miren lo que haré yo con ustedes. Mandaré sobre ustedes el terror, la peste y la fiebre; sus ojos se debilitarán y su salud irá en desmedro. Ustedes sembrarán en vano la semilla, pues se la comerán los enemigos. (Levítico 26, 16)

  • traeré sobre ustedes la espada vengadora de mi alianza. Se refugiarán entonces en sus ciudades, pero yo enviaré la peste en medio de ustedes y serán entregados en manos del enemigo. (Levítico 26, 25)

  • Quiero mandarles la peste y exterminarlos; luego haré salir de ti una nación más grande y más poderosa que él". (Números 14, 12)

  • El hará que se te pegue la peste hasta que desaparezcas de este país que, hoy, pasa a ser tuyo. (Deuteronomio 28, 21)

  • Los consumirán el hambre, la peste y las fiebres mortales. Dientes de fiera mandaré contra ellos, y el veneno de los reptiles. (Deuteronomio 32, 24)

  • ¿Quieres que el pueblo sufra hambre durante tres años?, ¿o bien prefieres tener que huir durante tres meses ante tus enemigos?, ¿o deseas que el país sea asolado por la peste durante tres días? Ahora piénsalo bien, pues debo llevar tu respuesta al que me envió.» (2 Samuel 24, 13)

  • David escogió, pues, la peste. Era el tiempo de la cosecha del trigo y Yavé envió la peste durante tres días completos, conforme a lo establecido. Desde Dan a Bersebá murieron setenta mil hombres. (2 Samuel 24, 15)

  • Y le preguntó: «¿A qué se debe, señor, esta visita?» David le respondió: «Vengo a comprarte tu era para edificar allí un altar a Yavé. Puede ser que así se acabe la peste que azota a todo el país.» (2 Samuel 24, 20)

  • Después levantó el altar a Yavé, puso encima los bueyes, los quemó totalmente y ofreció otros sacrificios. Entonces Yavé se compadeció del país y se acabó la peste en Israel. (2 Samuel 24, 25)

  • Cuando haya hambre en el país, cuando haya peste, plaga del trigo, langosta o pulgón, cuando el enemigo tenga sitiada una de sus ciudades, en toda calamidad y enfermedad, escúchalos. (1 Reyes 8, 37)


“Diga ao Senhor: Faça em mim segundo a Tua vontade, mas antes de mandar-me o sofrimento, dê-me forças para que eu possa sofrer com amor.”. São Padre Pio de Pietrelcina