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El sacerdote presentará la víctima en el altar, le retorcerá la cabeza y la quemará sobre el altar; la sangre la exprimirá sobre la pared del altar. (Levítico 1, 15)
Rociará con su sangre la pared del altar y derramará el resto de la sangre al pie del altar: es un sacrificio por el pecado. (Levítico 5, 9)
Si ve que la llaga está en las paredes de la casa en forma de cavidades verdosas y rojizas que parecen hundidas en la pared, (Levítico 14, 37)
y pensó: «Clavaré a David en la pared.» Pero David esquivó el golpe dos veces. (1 Samuel 18, 11)
Saúl intentó clavar a David en la pared con su lanza; pero éste se inclinó y la lanza, sin herirlo, fue a dar en la muralla. David huyó al instante y se puso a salvo. (1 Samuel 19, 10)
Como de costumbre, se sentó en su asiento junto a la pared; Jonatán se sentó enfrente y Abner al lado de Saúl; el asiento de David quedó vacío. (1 Samuel 20, 25)
Colocó los querubines dentro de la Casa, con las alas desplegadas, de manera que, por el lado exterior un ala tocaba la pared y, en el medio de la Casa, las alas de ambos se tocaban. (1 Reyes 6, 27)
Ajab, pues, se fue a su casa triste y enojado por la respuesta de Nabot, que quería guardar la herencia de sus padres. Se acostó sin querer comer y con la cara hacia la pared. (1 Reyes 21, 4)
Ezequías volvió su rostro a la pared y oró a Yavé, diciendo: (2 Reyes 20, 2)
Las alas de los querubines se extendían por todo el largo, es decir, veinte codos. Cada ala tenía cinco codos; una tocaba la pared de la sala; la otra tocaba el ala del otro querubín. (2 Crónicas 3, 11)
El ala del segundo querubín era de cinco codos y tocaba la pared de la sala; la otra ala tenía también cinco codos y estaba pegada con el ala del primer querubín. (2 Crónicas 3, 12)
Esa noche, después de lavarme, me acosté junto a la pared del patio, con el rostro descubierto, ya que hacía calor. (Tobías 2, 9)
