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  • y tomaremos de todas las tribus de Israel diez hombres por cada cien, cien por cada mil y mil por cada diez mil; ellos recogerán víveres para la tropa, para los que irán a castigar a Guibea de Benjamín por la infamia que sus habitantes han cometido en Israel.» (Jueces 20, 10)

  • Aquel día los benjaminitas llegados de diversas ciudades hicieron el censo, que dio en total veintiséis mil hombres armados de espada, sin contar los habitantes de Guibea. (Jueces 20, 15)

  • Entonces la comunidad mandó allá doce mil hombres de los valientes con esta orden: «Vayan y pasen a cuchillo a los habitantes de Jabés de Galaad, incluidos las mujeres y niños. (Jueces 21, 10)

  • Entre los habitantes de Jabés de Galaad encontraron cuatrocientas muchachas vírgenes que no habían tenido relaciones y las llevaron al campamento a Silo, que está en el país de Canaán. (Jueces 21, 12)

  • Dijeron entonces los habitantes de Bet-Semes: «¿Quién podrá quedarse en presencia de Yavé, el Dios Santo?» «¿A dónde podríamos enviar el Arca?» (1 Samuel 6, 20)

  • Mandaron decir a los habitantes de Cariatiarim: «Los filisteos devolvieron el Arca de Yavé. Bajen aquí y llévensela.» (1 Samuel 6, 21)

  • Vinieron los habitantes de Cariatiarim por el Arca de Yavé y la colocaron en la casa de Abinadab, en la loma, y consagraron a su hijo Eleazar para que la cuidase. (1 Samuel 7, 1)

  • Se apoderó de sus ganados y libró a los habitantes. (1 Samuel 23, 6)

  • Subía David con su gente a hacer correrías contra los guesuritas,los guergueseos y los amalecitas, porque antiguamente éstos eran los habitantes de la región desde Telam, yendo hacia Sur y hacia Egipto. (1 Samuel 27, 8)

  • Los habitantes de Jabés de Galaad supieron lo que los filisteos habían hecho con Saúl. (1 Samuel 31, 11)

  • En cuanto a sus habitantes, los hizo salir de la ciudad, los puso a manejar la sierra, las rastras y las hachas de hierro y los hizo trabajar en la fabricación de ladrillos; lo mismo hizo con todas las ciudades de los amonitas. Y luego Da vid y todo su ejército volvieron a Jerusalén. (2 Samuel 12, 31)

  • Luego devastaron sus ciudades y cada uno echó piedras en las tierras fértiles, hasta cubrirlas. Taparon los manantiales y talaron los árboles frutales. A los habitantes de Quir Aroset no les dejaron más que sus piedras. Pero los honderos la rodearon y comenzaron a castigarla. (2 Reyes 3, 25)


“Deus não opera prodígios onde não há fé.” São Padre Pio de Pietrelcina