Fundar 41 Resultados para: esperar

  • se trata de lepra arraigada en su piel; el sacerdote lo declarará impuro sin esperar más, porque es impuro. (Levítico 13, 11)

  • Josué hizo alianza con ellos sin esperar una respuesta, y tanto él como los jefes de la comunidad prometieron respetarles la vida. (Josué 9, 15)

  • No te vayas de aquí hasta que yo vuelva con una ofrenda y te la presente.» El respondió: «Aquí mismo voy a esperar.» (Jueces 6, 18)

  • ¿serían ustedes capaces de esperar a que se hicieran mayores? ¿Dejarían por eso de casarse? No, hijitas, bastante me ha castigado ya Dios como para añadir esta preocupación por ustedes.» (Rut 1, 13)

  • Booz se sentó al lado de la puerta de la ciudad a esperar que pasara el pariente que debía rescatar a Rut. (Rut 4, 1)

  • Ella le respondió: «Por Yavé, tu Dios, no tengo ni una torta; no me queda nada de pan, sólo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en un cántaro. Estaba recogiendo un par de palos para el fuego y ahora vuelvo a casa a preparar esto para mí y mi hijo. Cuando lo hayamos comido, no nos quedará más que esperar la muerte.» (1 Reyes 17, 12)

  • Entonces el profeta se fue y, disfrazándose la cara con un pañuelo, se puso a esperar al rey en el camino. (1 Reyes 20, 38)

  • ¿Tendré aún fuerzas para esperar, y qué futuro puedo esperar aún? (Job 6, 11)

  • Sólo puedo esperar mi casa entre los muertos, ya he colocado mi cama en las tinieblas. (Job 17, 13)

  • Porque, ¿qué puede esperar el malvado cuando suplica, cuando eleva su alma a Dios? (Job 27, 8)

  • Me agoto de gritar, me arde la garganta, y mis ojos se cansan de esperar a mi Dios. (Salmos 69, 4)

  • ¿Ves a ese hombre que se tiene por sabio? Más se puede esperar de un tonto. (Proverbios 26, 12)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina