Fundar 174 Resultados para: Juan

  • desde el bautismo de Juan hasta el día en que fue llevado de nuestro lado. Uno de ellos deberá ser, junto con nosotros, testigo de su resurrección.» (Hecho de los Apóstoles 1, 22)

  • Un día, cuando Pedro y Juan subían al Templo para la oración de las tres de la tarde, (Hecho de los Apóstoles 3, 1)

  • Cuando Pedro y Juan estaban para entrar en el Templo, el hombre les pidió una limosna. (Hecho de los Apóstoles 3, 3)

  • Pedro, con Juan a su lado, fijó en él su mirada, y le dijo: «Míranos.» (Hecho de los Apóstoles 3, 4)

  • El hombre sanado no se separaba de Pedro y Juan, por lo que toda la gente, fuera de sí, acudió y se reunió alrededor de ellos en el pórtico llamado de Salomón. (Hecho de los Apóstoles 3, 11)

  • Pedro y Juan estaban aún hablando al pueblo, cuando se presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos; (Hecho de los Apóstoles 4, 1)

  • Mandaron traer a Pedro y Juan ante ellos y empezaron a interrogarles: «¿Con qué poder han hecho ustedes eso? ¿A qué ser celestial han invocado?» (Hecho de los Apóstoles 4, 7)

  • Quedaron admirados al ver la seguridad con que hablaban Pedro y Juan, que eran hombres sin instrucción ni preparación, pero sabían que habían estado con Jesús. (Hecho de los Apóstoles 4, 13)

  • Pedro y Juan les respondieron: «Juzguen ustedes si es correcto delante de Dios que les hagamos caso a ustedes, en vez de obecedecer a Dios. (Hecho de los Apóstoles 4, 19)

  • Apenas quedaron libres, Pedro y Juan fueron a los suyos y les contaron todo lo que les habían dicho los jefes de los sacerdotes y los ancianos. (Hecho de los Apóstoles 4, 23)

  • Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén tuvieron noticia de que los samaritanos habían aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. (Hecho de los Apóstoles 8, 14)

  • Pedro y Juan dieron testimonio y, después de predicar la Palabra del Señor, volvieron a Jerusalén. Por el camino evangelizaron varios pueblos de Samaría. (Hecho de los Apóstoles 8, 25)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina