Biblia Católica
 

1 Samuel, 17

52. Los hombres de Israel y de Judá se pusieron en movimiento y, lanzando el grito de guerra, persiguieron a los filisteos hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Acarón. Y los cadáveres de los filisteos quedaron esparcidos por todo el camino, desde Saarayim hasta Gat y Acarón.

Versos relacionados con 1 Samuel, 17:

1 Samuel 17 cuenta la historia de David y Goliat, donde David, un joven pastor de ovejas, se enfrenta al gigante Filisteu Goliat y lo derrota con una sola piedra. Este capítulo aborda temas como la fe, el coraje, la confianza en Dios y la capacidad de superar los desafíos.

Salmo 56:3: "El día que temo, confiaré en ti". Este versículo enfatiza la importancia de la confianza en Dios, incluso en tiempos de miedo e incertidumbre, que es una actitud que David demuestra durante su batalla contra Goliat.

Proverbios 21:31: "El caballo está preparado para el día de la batalla, pero la victoria proviene del Señor". Este versículo muestra que, aunque podemos prepararnos para enfrentar los desafíos, la victoria proviene de Dios, y David confía en Dios para ayudarlo a vencer a Goliat.

Isaías 41:10: "No tengas miedo, porque estoy contigo; no te persigas, porque yo soy tu Dios; te fortalezco y te ayudo, y te apoyo con mi fiel mano derecha". Este versículo habla sobre la protección y ayuda a que Dios ofrece a sus hijos, lo que David experimenta cuando enfrenta Goliat con confianza.

Filipenses 4:13: "Puedo hacer todo en el que me fortalece". Este versículo muestra que podemos superar cualquier desafío con la ayuda de Dios, y que la fuerza proviene de él. David demuestra esto cuando se enfrenta a Goliat sin miedo, confiando en Dios para ayudarlo a ganar.

2 Timoteo 1:7: "Porque Dios no nos ha dado el espíritu de miedo, sino de la fortaleza, de amor y de moderación". Este versículo destaca la importancia del coraje y la fuerza en los tiempos difíciles que demuestra David enfrentando a Goliat, confiando en la ayuda y la protección de Dios.





“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina