71. Báquides aceptó sus condiciones. Cumplió, por su parte, sus promesas y juró que, en adelante, y hasta el día de su muerte, no le perjudicaría en nada.





“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina