3. Vuestro oro y vuestra plata se han puesto roñosos, y su roña será un testimonio en contra vuestra y devorará vuestra carne como fuego. Atesorasteis en los últimos días.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina